Dos trilogías europeas (1 de 2): Millennium


Yo había oído hablar a medias y sin prestarle mucha atención al fenómeno Millennium. Sabía con mucha vaguedad que se trataba de una serie de libros y que recientemente habían sido adaptados al lenguaje cinematográfico. Intuía que eso había ocurrido en algún país nórdico; pero no sabía si era Suecia, Dinamarca o algún otro. Finalmente, cuando se anunció el obligado refrito hollywoodense, me enteré de algunas cosas más y -ni modo, ¿qué le vamos a hacer?- me di a la tarea de echarle un ojo a las cintas.
El autor de la trilogía (algunos la llaman "saga" tal vez de forma precipitada) es el sueco Stieg Larsson. En su momento periodista, Larsson dedicaba parte de su tiempo libre a escribir novelas policiacas. Por puro gusto, según él. Éstas han tenido un éxito editorial a la manera de cierto maguito omnipresente. Sin embargo, el autor murió de un infarto a los cincuenta años. Y todo por subir a un quinto piso. Lástima. En la actualidad su mujer por un lado y su padre y su hermano por otro se pelean los derechos de la obra. Y cómo no con los millones que la obra representa. Por esas ironías del destino, los Larsson se han convertido en aquellos hombres que no amaban (más bien, que odiaban) a las mujeres.
Siendo Millennium un fenómeno de best-seller resultó y resultará muy difícil y poco redituable cambiarle los títulos a las películas al ser traducidos aquéllos al español. Por eso Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor, 2009), apenas estrenada en México, conserva como película el título que tuviera el libro en su edición española. La primera entrega -en la que se nota a leguas que Larsson no la pensaba convertir en una serie- está protagonizada por ni más ni menos que un periodista: Mikael Blomkvist (Michael Nyqvist). Al comienzo este señor cacarizo se encuentra en graves problemas pues ha sido sentenciado por calumnias contra un gran empresario. Pronto la situación se le acomoda para que otro ricachón solicite su ayuda para resolver el misterio de una sobrina desaparecida muchos años antes. En algún momento de la investigación Mikael recibirá la ayuda de una hacker punqueta llamada Lisbeth Salander (Noomi Rapace) que a su vez tiene su pasado oscuro con la justicia y otro tanto con un abogado sádico que funge como su tutor (esta parte del filme sería la no apta para asustadizos). Pronto, dentro de la encumbrada familia Vanger, Mikael y Lisbeth harán descubrimientos sorprendentes que incluyen asesinatos en serie, misoginia, incesto, sadismo y torturas. Ah, y nazis también. Esta primera película resulta bastanta buena dentro de su género. Entretiene como podría hacerlo una novelita de Agatha Christie y lo hace con ciertas dosis de enigmas, pistas y sorpresas. Aunque, sin duda, contiene un final flojo que estira la verosimilitud hasta límites insostenibles, un final donde nuestra hacker favorita se vuelve cochinamente adinerada y desaparece para darse la gran vida alrededor del mundo. El director de Millennium 1 es Niels Arden Oplev.
Con la segunda entrega, bautizada como La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Flickan som lekte med elden, 2009), nos damos cuenta de que el plan de la serie no surge hasta no haberse materializado la segunda parte. A diferencia de la primera -donde la pareja periodista-hacker actúan como la típica dupla de detectives dedicados a resolver un problema ajeno a ellos- aquí Lisbeth Salander se convierte en parte del enigma. Y no sólo en eso. La Salander se transforma además en el icono hiperbólico de la mujer abusada que debe mutar en torpedo vengativo (esto es, torpedo vengativo de 1.60 metros de estatura). Después de que Lisbeth viaja durante un año por el mundo, regresa a Suecia para convertirse en la sospechosa principal de tres crímenes y su amigo Mikael debe hacer lo posible por ayudarla (lo menos que puede hacer después de que en el episodio anterior ella le salvara la vida a él). A la par de lo que haga Mikael, nos iremos enterando del pasado de Lisbeth: hija de un sádico que maltrataba a su madre, siendo niña quemó con toda intención a su padre para luego ser recluida en un manicomio (donde su doctor le hizo lo propio) y una vez fuera tuvo que vivir bajo la protección de un tutor. Y digamos que no todos los tutores son decentes. El último de ellos también abusará de ella y de qué manera. A todo esto tendremos como trasfondo una investigación para descubrir una red de trata de blancas. Las acusaciones de maniqueísmo contra Larsson no parecen tan blandengues. Los hombres, malos, requetemalos. Muy pendejos también. Las mujeres, buenas, requetebuenas. E inteligentísimas. El propio Vargas Llosa ha dicho -palabras más, palabras menos- que la Suecia de Larsson es más corrupta que cualquier país latinoamericano. Incongruente en cuanto a trama con respecto a lo planteado en el primer episodio, La chica... retiene el interés en un principio gracias a la identidad oculta de un tal Zala y a la persecución para atrapar a Lisbeth. Un final todavía más inverosímil que el de la película anterior arruina las cualidades del principio en un universo que pretende ser realista y que termina siendo tan o más fantasioso que el de Kill Bill de Tarantino. Además de todo, se nos deja con una conclusión de cliffhanger (o si se prefiere de telenovela) que nos obliga a buscar la tercera parte para lograr atar todos los cabos sueltos.
Así llega la entrega final (y si no hay más es porque Larsson murió prematuramente): La reina en el palacio de las corrientes de aire (Luftslottet som sprängdes, 2009). Y ésta sí es la peor de las tres. Estando Lisbeth acusada de varios homicidios así como herida en el hospital, Mikael una vez más hace todo lo posible para probar la inocencia de la hacker, lo cual no será fácil pues una célula de la policía secreta aliada con el famoso Zala (cuya identidad y relación con la Salander se descubre al final del segundo episodio) se opone a eso. El interés decae por completo y ni como cinta del género funciona. Si acaso contiene uno que otro sobresalto; pero fuera de eso sabemos a la perfección cómo va a terminar esto: con la liberación de la heroína. En más de un momento me vi tentado a pulsar el botón de forward para terminar de una vez y para siempre con la dichosa "saga". El director de Millennium 2 y de Millennium 3 es Daniel Alfredson.
Si alguien se siente tentado a echarle un ojo al fenómeno editorial y cinematográfico Millennium (nombre de la revista descubre-corruptelas en la que trabaja Mikael Blomkvist), debería contentarse con el episodio inicial y nunca aventurarse en la travesía de los otros dos. Pronto, con el refrito hollywoodense que tendrá a Daniel Craig a la cabeza del reparto, el fenómeno será todavía más ineludible que hoy. Eso, claro, según la mercadotecnia.
A todo esto me pregunto dónde estaría la señora parca cuando J.K. Rowling terminó la tercera novela de su maguito lentudo.

Y ahora a reír con estos avances doblados al español, jolines.
Millennium 1: http://www.youtube.com/watch?v=UKPM44_7L_M
Millennium 2: http://www.youtube.com/watch?v=0epwvjjQkl0
Millennium 3: http://www.youtube.com/watch?v=IOpi9ITTYQo