Ser cool


De entre los aniversarios que quizás sí me gusta celebrar están los relacionados con la conclusión de proyectos, de textos. A veces, cuando se puede, incluso de libros. Hace un poco más de diez años terminé la maestría en la Universidad de Calgary y regresé al terruño. En aquel momento, me arrepentí. Ahora ya no sé si fue una buena o una mala decisión. Lo cierto es que el retorno me dio pie para pensar en la experiencia que acababa de tener en un país extranjero y para escribir algo al respecto. Los primeros intentos de resumir en palabras las ideas que tenía entonces en la cabeza fueron varios relatos cortos que en ningún momento presentaban la estructura clásica de un cuento. Éstos y otros textos que siguieron los leí en el taller literario de la UIA Laguna (¿o Torreón?) que en aquel tiempo coordinaba mi buen amigo Jaime Muñoz Vargas. El aniversario número diez del comienzo de la escritura de Miel de maple, mi único libro de cuentos publicado, está a la vuelta de la esquina. Yo seré el único que lo celebre. Igual pasará con los treinta y cinco que ya me esperan este doce de octubre. Por eso desempolvo este texto que escribí en Calgary meses antes del retorno. Nunca se publicó pues sus alcances son en suma limitados. Queda sólo como testimonio de una década que ya se me fue y de un pedazo de mi vida al que no me aferro.

Ser cool
Ser cool parece ser lo más importante en esta época. Si no se es cool simplemente no se es. Antes si no se era ser humano no se era. Hoy tenemos que ser cool, además de ser seres humanos, para ser. Hasta un gato puede ser cool. El gato que manejaba era cool en los ochenta allá, más abajo de la frontera. Ahora ya no. Un gato es cool si le están haciendo experimentos. Entonces toda la gente que de veras es cool se reúne y protesta para salvar al gato, porque, después de todo, es como ellos, es cool. Los y las que visten fleece y pantalones Cargo son así. La mayor parte de los jóvenes los llevan, aunque algunos son más cool que otros. Ser cool es muy importante en estos tiempos. Ya estamos en el siglo XXI y hay que aprender a ser cool. Algunas personas matan para ser así. Otras se dejan morir. Yo he sabido de chorros de muchachas que hojean las revistas, ven a las modelos. Saben que ellas son cool porque están en las revistas. Si no ¿cómo salen en ellas? Entonces se comparan. Las modelos son muy, pero muy flacas. Ellas no. Entonces dejan de comer o cuando comen, vomitan para ser como las modelos, para ser cool. Algunas se mueren, otras terminan en clínicas donde les dicen qué comer y les dicen que, cuando coman, no vomiten. Había una muy famosa en Columbia Británica. Pero ya la cerraron. Dicen que la dueña era fascista. Ser fascista, no es ser cool. Tampoco ser racista, machista, homofóbico, maltratador de animales o antiecológico. Por eso, si no reciclas, no eres cool. Yo ayudo mucho a reciclar.
Casi todos los jóvenes son cool porque ellos saben divertirse. Beber y coger es cool. Pero beber y coger demasiado no. A veces me pregunto dónde está la frontera, cuando se trata de beber y de coger, entre lo cool y lo no-cool. Si se bebe hasta emborracharse y gritar como hiena loca se es cool. Pero si se muere de congestión alcohólica, no. Al otro día, el que muere de congestión alcohólica sale en los periódicos. Los padres y las madres se lamentan. Algunos hasta protestan por el consumo de alcohol en las preparatorias y en las universidades. Pero sólo algunos porque muchos otros tienen licorerías. Coger es cool. Algunos piensan que coger mucho y con muchas personas. Pero para que sea cool se ponen un condón. Coger sin condón y agarrar sida no es nada cool a menos que se le haga mucha publicidad al caso, salga en el periódico y mucha gente se junte para protestar por la falta de compasión y de medicamentos. Pero eso como que es de los ochenta, como el gato que manejaba. Eso ya no es cool, porque ya nadie puede pensar que no haya compasión o medicamentos para la gente que tiene sida. Además de que ya ni siquiera salen en los periódicos. A nadie le sorprende porque todos estamos informados sobre el sida. Algunas personas, sobre todo mujeres, piensan que sólo es cool coger si se está enamorado. Por eso digo que cuando se trata de coger y de beber es medio ambigua la cosa. Yo creo que reciclar es lo más cool del mundo. También los que hacen protestas por nuestros derechos son muy cool.
Ahorita me voy a ir a trabajar. Mucha gente como yo en los países que no son cool, como África o Sudamérica, terminan en manicomios o, como decimos aquí, clínicas. Manicomio no es una palabra cool. A mí me ofende mucho y a otras personas también. Por eso es mejor decir clínica. Al rato me voy a trabajar. Voy a recoger papel para reciclar. Voy a la universidad con mis amigos Ron y Don. Yo les digo Ronnie y Donnie. Pero no les gusta que les diga así. Ellos son como yo. Los tres juntos ayudamos a reciclar papeles, porque en la universidad se escribe mucho, se hacen fotocopias de a mil y no es justo que nos quedemos sin árboles por eso. Nosotros recogemos todo el papel y lo llevamos al lugar donde lo reciclan. Así trabajamos y ganamos dinero. Así, no nos morimos de hambre como los que son como nosotros pero que viven en los países no-cool como África o Sudamérica. Lo que sí es cool de países como Sudamérica es la playa. Todos los jóvenes que son cool se van a las playas cuando aquí hace mucho frío. Y es que aquí el frío dura demasiado y en esos países lo que dura es el calor. A lo mejor algún día yo voy a esas playas. Sería cool.
Creo que lo cool entra primero por los ojos y ya después entra por los oídos, o por la boca, o por el tacto, o por la nariz. Antes la gente combinaba su ropa. Llevaban zapatos del mismo color que la camisa o la blusa. Algunos, los más viejos, lo siguen haciendo. Pero ser viejo no es tan cool como ser joven. Hoy, los jóvenes ya no se preocupan tanto. La ropa no tiene que combinar, pero es mejor que sea de marca. Lo malo es que yo hace mucho que no sé qué marcas les gustan a los que son cool. Creo que Guess les gusta mucho porque en la tele sacan comerciales con gente muy cool.
Algunos piensan que Ricky Martin y la vida loca son cool. Otros no, otros sienten que se cagan de asco cuando oyen a Ricky Martin. Esos piensan que Shania Twain es muy cool. Aunque a ellos no les importa tanto lo que oyen, sino lo que ven. Otros piensan que Alanis Morisette o The Tragically Hip son lo máximo. A ellos les importa más lo que oyen y no lo que ven. Ron piensa que lo más cool que le puede entrar por la boca es una hamburguesa de A&W. A veces, cuando vamos a la universidad está friegue y friegue con que quiere ir al centro de estudiantes a comprarse una hamburguesa papá (porque ahora están vendiendo toda la familia hamburguesa: la bebé, el hijo, la mamá, el papá y el abuelo). Pero siempre le decimos que no tenemos tiempo de ir allá. Su hermana piensa que lo más cool que se puede llevar a la boca es otra cosa. Don cree que lo más cool es el pastel de Tim Hortons que anuncian en la tele porque le echan cajeta encima. Lo más cool que la gente se lleva a la boca es el café, sobre todo en invierno. También en Tim Hortons venden café. A otros les gusta el de Second Cup. De todas formas, el café es cool. Lo que no es tan cool es de donde lo sacan, porque dicen que ahí hay mucha violencia y matan a mucha gente.
La violencia no es cool. Por eso los Estados Unidos ya no son tan cool como antes. Porque a cada rato matan a alguien y, peor aún, a cada rato matan a alguien en las preparatorias. Aquí se asustan mucho cuando los jóvenes que no son cool ponen páginas fascistas o satánicas en el Internet, o cuando amenazan con matar a sus compañeritos de la escuela. El año pasado dos chicos mataron a muchos otros en Colorado. Después de unos días, uno mató a otro cerca de aquí, en un pueblo que se llama Taber. Por eso, tenemos mucho miedo de que lo que no es cool de los Estados Unidos se nos pegue.
Creo que lo menos cool que nos puede entrar por la nariz es el pedo de otro. Pero no es nada cool protestar ni siquiera hacer el menor gesto para apartar el pedo de la nariz. Es falta de educación. Hay gente muy loca que viene de otros países que hace cosas que no son cool con el tacto. Por ejemplo, los que vienen de Sudamérica saludan con la mano y si son mujeres con un beso. Si lo hacen ellos, para nosotros es cool. Y si uno quiere ser cool con ellos lo tiene que hacer. Pero hacerlo entre nosotros no lo es. Aunque hay gente que sí lo hace. Porque eso es lo más cool de Canadá, somos muy tolerantes con lo cool y con lo que no lo es tanto. Ahora que empezó el 2000, me hice el propósito de ser más cool. Espero lograrlo.

Cálgary, marzo del 2000