¿Quién plagió a quién? (XV): La fresez fracasada


Va un circunloquio. ¿Quién plagió a quién? Por lo pronto, yo a un barcelonés. Acabo de leer, sentado en un vagón del metro, este fragmento de París no se acaba nunca (2003) de Enrique Vila-Matas: "Por otra parte, creo que tengo derecho a poder verme de forma diferente de como me ven los demás, verme como me da la gana verme y no que me obliguen a ser esa persona que los otros han decidido que soy. Somos como los demás nos ven, de acuerdo. Pero yo me resisto a aceptar tamaña injusticia."
La lectura de este fragmento me hizo de inmediato recordar las diferentes etiquetas que la demás gente me ha otorgado conociéndome apenas. "Nerd", por ejemplo durante los años de secundaria. Bueno y cómo no, digo ahora, dentro de un sistema educativo fallido como el mexicano no es nada difícil convertirse en uno. No se necesitan muchas neuronas. Otra etiqueta, con los años, me parece por completo ridícula por venir de quien vino. En una ocasión un "amigo" de la secundaria dijo que mis padres eran "caga-lana". Yo, por asociación, también lo era. Claro, como muchos otros, el idiota ignoraba mi historia familiar pues desde entonces no acostumbro andar pregonando asuntos que sólo le conciernen a las cinco personas que componemos mi familia. Este querido amiguito cuyo paradero hoy orgullosamente ignoro no podía ver más allá del nombre de la colonia donde hasta ahora viven mis padres. Lo más risible de todo esto es que los suyos vivían en una aledaña a la nuestra. Digamos que su resentimiento no era para tanto. Nuestros códigos postales no eran tan diferentes. Pero siendo como soy (de susceptible) su intriga surtió tal efecto que hasta la fecha siento mucha vergüenza cuando alguien con las ansias de ser discriminado brillándole en los ojitos me pregunta en qué colonia vive mi familia. A veces prefiero no responder. Al menos, a los nativos del país donde actualmente vivo les importan muy poco esas tonterías. Ver más allá de lo evidente es una capacidad que parece haber sido concedida a unos cuantos. Será eso o no a todos los pueblos del mundo les da por hacerse las víctimas.
Así que de eso se trataba. Yo era un "caga-lana" y él un pobrecito "muerto de hambre". La dicotomía fresa/naco cobró más importancia para mí a partir del año 2006 y a partir de la confección de una novela que todavía no logro terminar. En la trama de la novela dicha dicotomía lleva un rol protagónico. Por esa razón, me he visto obligado a recordar intercambios de palabras como el que tuve con mi amiguito aquél del colegio. Va otra. En cierta ocasión, en años más recientes, un amigo sí muy querido hasta la fecha afirmó categóricamente que yo nunca podría ser "naco" aunque lo intentara. Aunque no se lo dije, me sentí ofendido porque como lo afirma la cita anterior de Vila-Matas sólo yo puedo decidir lo que soy y lo que no soy. Nadie más. Sé que el comentario de mi amigo no fue malintencionado y en ningún momento afectó nuestra camaradería. Y junto a ese recuerdo me asalta el de cierto académico defensor del pueblo latinoamericano que dijo que mi padre por haber trabajado en una maquila era "de los explotadores" o el de una compañera de la maestría que en broma me preguntaba "cuántos coches habría en la cochera de casa de mis padres" o el de cierto esperpento de profesor de español que ante mi falta de apetito en una fiesta de Navidad pesadillesca escupió "de seguro tú comías en bandeja de plata". Si en algo es rica la humanidad es en pendejadas.
Todo para decir que frente a algunas personas somos nacos y frente a otras somos fresas. En cuanto riqueza, educación, privilegios (o falta de ellos) siempre hay para arriba o para abajo. Y casi hasta el infinito. Por alguna razón masoquista, la mayoría miramos hacia arriba y tragamos saliva de amargura. Para qué. Fresa o naco. Pareciera que en México no hay escapatoria a esta dicotomía tan simple por no decir atávica. El estandarte de quienes se dicen nacos puede ya vestir trajes de marca, comer en restaurantes carísimos y codearse con las estrellas de la televisión. Pero, claro, los de alcurnia dirán que sigue siendo un ñero de Tepito. La máxima encarnación de la fresez tiene por debajo de la epidermis a la personita más lumpen del mundo. El naco debe vestir, hablar, comer (y tantos otros verbos) de cierta manera. Lo mismo va para el fresa. Y cada quien se alía y apoya a quien mejor le conviene según el público a agradar. Ahí está Ricardo Rocha todas las mañanas en el radio haciendo como que malpronuncia el inglés o el francés.
No quiero detenerme mucho más en esto. Mejor tomar un ejemplo muy palpable de plagio: el de doña Lucero León Hogaza. Quien fuera Chispita y poco después virginal novia de boda televisada es para muchos una de las mujeres más fresas de México. ¿O no? Desde niña su familia, los mandamases de la televisión comercial y ella misma se han dedicado a presentarla como un dechado de virtudes. No hay más que rascarle un poco al maquillaje sobre esta creación de plástico para hallar el fracaso de la fresez, ese afán loco por reprimir lo naco, ese deseo de que nadie se dé cuenta de que los ídolos de barro también eructan, se echan pedos, explotan de ira ante una rueda de prensa, mean y cagan (y no precisamente lana). Quien vea -a diferencia del que dizque sigue siendo su esposo- Indispensable, el nuevo videoclip de la señora León Hogaza, próxima-a-ya-no-ser (todavía no porque se le cruzó el Teletón) de Mijares se dará cuenta de esto. No hay símbolo más terrible de naquez para los que se dicen fresas que imitar mal lo que está de moda (o en este caso lo que ya hasta pasó de moda) y, peor aún, tener un manejo del inglés que fútilmente se esfuerza en ocultar un acento extranjero. Indispensable, versión en español y en inglés, está lleno de todos los lugares comunes de videoclips de ídolos de barro que van desde Michael Jackson pasando por Cher hasta llegar a Lady Gaga. Mejor ni mencionemos que la cuarentona Lucerito ya no está ni para interpretar a heroínas virginales ni para andarle haciendo la competencia a Belinda. Sí, se habla de plagio. En YouTube andan diciendo unos envidiosos que la señora León Hogaza les copió el videoclip a unas coreanas (chinas diría Alicia Machado, su colega en la artisteada). Alguien también debería decirle a esta starlet por antonomasia de Televisa que la palabra "indispensable" no se traduce bien al inglés. Prácticamente el vulgo angloparlante no la maneja. Que no piense que va a ser el éxito que la convertirá en una estrella internacional en Estados Unidos con ese título tan dominguero. Ah, nada como triunfar en los Iunaited, otra aspiración también bastante naquita, diría mi paisana Cindy la Regia. Entonces, ¿quién plagió a quién? ¿Chispita a las chinas del sur? ¿O éstas a la divorciada de México? A continuación las pruebas:
El de las coreanas aquí.
El de Lucero más horrible en inglés que en español.
Y finalmente, respecto al añejo comento de mi amiguito, ya me gustaría a mí ser un "caga-lana". Pero literal. Mucha chilladera autoflageratoria y humildita, pero a quién no le gustaría cagar eso. Que no se hagan. Si no me creen, vigílenlos cuando lleguen al poder y se sirvan con la cucharota.