Como anticipo y con vergüenza


Éste es un vergonzoso anticipo de una reseña que escribiré en un futuro no muy lejano. Desde aquel año en que empecé a escribir sobre cine y en que me creía malo malote, pude acercarme a El día de la bestia, segundo largometraje de Álex de la Iglesia. A partir de ese momento le he seguido la pista a este director español que se caracteriza por el humor negro y la violencia de su obra. Adelántandome a mi próxima reseña sobre su más reciente crédito, Balada triste de trompeta, presento este texto que, creo, redacté allá por diciembre de 1996. Es una ignominia; pero en fin. Todo está mal. El título. La completa ausencia de profundidad. Esa falsa actitud de maldito recomendando en plena Navidad una cinta como ésta. Ni siquiera me daba cuenta de los verdaderos méritos del filme. El chiste para mí era provocar, espantar, llamar la atención. Y a quién. A qué lectores. Era un pobre joven ingenuo. Y también era, en mi opinión, la persona más desdichada y patética en el mundo. Sí, a los veintiún años escribía mucho. Pero mucho de esta basura. Así que de poco me sirvió mi sufrimiento. Hoy siento que es preferible no escribir nada tan de quinta a ser el azotado de antes. Aquí va entonces esta pésima enunciada recomendación de Viernes Santo. A lo mejor cometo el mismo error por segunda vez y ya transcurridos quince años:

¿Noche de paz?
Con la llegada de las fechas navideñas no hay nada mejor que disfrutar de una “hermosa” película que contenga nacimientos, árboles con arreglos para la ocasión, reyes magos y santa closes. No es necesario rentar la infantil Milagro en la calle 34 o esperar a que estrenen la nueva comedia El regalo prometido del infumable Arnold; basta con disfrutar el humor bastante negro de El día de la bestia (1995).
El director español -a quien algunos han comparado con Almodóvar- Álex de la Iglesia -irónico apellido tomando en cuenta el argumento de la cinta- nos presenta la historia del padre Ángel (Álex Angulo), un catedrático en teología convencido, luego de interpretar exhaustivamente el Apocalipsis, de que el anticristo nacerá durante la nochebuena en Madrid. Para evitar el fin del mundo el cura está dispuesto a hacer el mal, invocar a Luzbel y encontrarse con una serie de pintorescos personajes como José María (Santiago Segura), aficionado al heavy metal, y el profesor Cavan (Armando de Razza), conductor de un programa de ciencias ocultas.
Es imposible no reír -a menos que se sea integrante de la liga de la moral, fanático religioso de hueso colorado, albiazul de buenas costumbres o, para el caso, catedrático en teología- con la primera escena cuando un sacerdote, a unos segundos de decir “lo conseguiremos, con la ayuda de Dios”, es apachurrado por una cruz gigantesca; o cuando el padre Ángel con sumisión empuja a un mimo callejero, se roba las monedas de un mendigo y le murmura a la oreja a un moribundo “púdrete en el infierno”; o cuando José María entra armado por la ventana, interrumpiendo la cena navideña, mientras una niña celebra “papá Noel, papá Noel”; o cuando las cámaras del amarillista programa de Cavan, Zona oscura, exhiben a un niño posesionado. Además de las excelentes y graciosas actuaciones de los tres -como Melchor, Gaspar y Baltazar- protagonistas, son agradables los trabajos de las actrices Terele Pavez y Nathalie Seseña. El guión, realizado por el mismo Álex de la Iglesia, también logra intrigar a los espectadores en este supremo híbrido, mitad farsa y mitad historia de suspenso.
A pesar de las inminentes excomuniones y del achicharramiento como castigo, no nos queda más que recomendar El día de la bestia y decir que, aunque produzca convulsiones en los mojigatos, es de los buenos filmes navideños.

El avance: http://www.youtube.com/watch?v=XlCoETTuPnc