Dos documentales más


Si un número variado de cintas de ficción catalogadas desde la hegemonía fílmica norteamericana como “extranjeras” tienen por lo regular problemas de distribución ni qué decir de los documentales. Por esa razón hablo ahora de películas que fueron producidas en el 2010. Además de Senna, entonces, dos documentales se quedaron en mi memoria durante el 2011 que agoniza. Del chileno Patricio Guzmán tuve la oportunidad de ver Nostalgia de la luz (2010). Director también de otros largometrajes de no ficción como Salvador Allende (2004), Chile, la memoria obstinada (1997) y La batalla de Chile (1980), en este crédito reciente Guzmán visita una de las zonas más inhóspitas del planeta por la ausencia de humedad: el desierto de Acatama. Será inhóspito a causa de su aridez; pero el desierto resulta ideal para fijar la mirada hacia arriba y contemplar las estrellas. Eso lo saben quienes desde ahí realizan estudios astronómicos, quienes viven alrededor de uno de los observatorios más modernos e importantes en el mundo. El cineasta establece una relación entre los astrónomos que observan el cielo en el desierto con las mujeres que buscan sobre la árida tierra los restos de sus hijos desaparecidos durante la dictadura militar de Pinochet. De excelente calidad, Nostalgia por la luz resulta además poética y conmovedora. Requiere distribución comercial en nuestro país pues nos vendría bien a los mexicanos dirigir la mirada hacia el cono sur y recordar el sufrimiento de los países hermanos. Tal vez algo aprenderíamos de sus errores del pasado.
Además está La cueva de los sueños olvidados (Cave of Forgotten Dreams, 2010) del alemán Werner Herzog. En México se vio en el festival de Morelia hace apenas dos meses. Herzog es ya un nombre bien conocido para los cinéfilos. Algunas de sus películas más destacadas son Aguirre, la ira de Dios (1972), el refrito de Nosferatu (1979) y Fitzcarraldo (1982), todas ellas protagonizadas por el intenso actor Klaus Kiski, con quien por decir lo menos el director sostuvo una relación harto problemática. Herzog, fuera de la ficción, también se ha dedicado a rodar documentales. Uno de los más célebres del realizador alemán es Grizzly Man (2005). No hace mucho se asoció con David Lynch (en rol de productor ejecutivo) para dirigir la cinta titulada My Son, My Son, What Have Ye Done (2009) teniendo como protagonista a otro actor cuya intensidad ya comienza a ser conspicua: Michael Shannon (inolvidable como el vecino loco de Revolutionary Road). El resultado de la dupla Herzog-Lynch fue un crédito excéntrico y fuera de lo común como podía esperarse de los dos creadores; pero también bastante irregular y sin mucha trascendencia. En el 2011, dentro del género documental, Herzog nos presenta una excursión hacia las entrañas de la Tierra. Una de las características de dicho trabajo es que lo rueda en tercera dimensión, acto justificado en el hecho de que muchas de las pinturas rupestres de la gruta de Chauvet toman en cuenta la superficie sobre la que fueron elaboradas. A Werzog, a su equipo y a un grupo de especialistas se les da permiso para entrar en la cueva del sur de Francia cuyas pinturas, de estar el acceso abierto al público, se perderían. Herzog rescata el legado cultural venido de tiempos ancestrales y su pasión por hacerle descubrir al público esta maravilla se transmite tanto en su narración como en el trabajo desplegado sobre la pantalla. A ver si el próximo año todos esos bodrios tridimensionales que llegan a las salas de cine sin demora le dejan aunque sea un lugarcito en corrida comercial a la de Herzog.

El avance de Nostalgia por la luz: http://www.youtube.com/watch?v=ok7f4MLL-Hk
El avance de La cueva de los sueños olvidados: http://www.youtube.com/watch?v=qfJfRx2IAYo