Los serios problemas de Harry

Hace un poco más de una década me invitaron de un diario local a reseñar la Muestra Internacional de Cine. Aquí voy a ir dejando algunos de los artículos (los de películas que considero importantes) de aquella camada. En el primero abordo Un amigo como Harry de Dominik Moll. Aunque la reseña no es muy elogiosa, hace poco volví a ver la cinta luego de más de diez años y la mera verdad es que no me desagradó tanto como en su primera visita. Así pasa con el tiempo. Va entonces:

Alfred Hitchcock ha sido uno de los directores más homenajeados, por no decir plagiados, en su gremio. Tal vez atraiga la popularidad de algunas de sus obras con un público siempre ávido de sustos y de grandes emociones. El director alemán, avecindado en Francia, Dominik Moll hace un intento más de emulación hitchcockiana con su segundo largometraje: Un amigo como Harry (Harry, un ami qui vous veut du bien, 2000). Las referencias al precursor se leen desde el título. El nombre original de El tercer tiro se traduce literalmente como El problema con Harry. Y es que el Harry de Moll, aunque está vivito y coleando, tiene serios problemas.
Michel (Laurent Lucas) está de vacaciones con su esposa Claire (Mathilde Seigner) y sus tres hijas. Lo de vacaciones es un eufemismo. En realidad, la pareja está agotada. Ellos saben que ni siquiera los días en el campo dentro de una cabaña a medio restaurar lograrán otorgarles alivio. En un baño de carretera, Michel vuelve a encontrarse con Harry (Sergi López), antiguo compañero del liceo. Aunque no lo recuerda bien, envidia el lujoso auto, la vida despreocupada y la bella (aunque estúpida) novia del otro. Pronto se hará obvia la obsesión de Harry por ayudar a Michel y, en especial, por revivir en él la vocación de escritor. Un amigo como éste es capaz de todo. Incluyendo el homicidio.
Es verdad que los espectadores menos familiarizados con la filmografía del inglés no serán capaces de percibirlos, pero los homenajes a Hitchcock son muchos y a Moll no le interesa disimularlos. La sustitución en un asesinato del beneficiario de éste por un desconocido es de Pacto siniestro. El ojo en una mirilla improvisada, de Psicosis. La presencia de un criminal en el hogar recuerda a Sombra de una duda. La lista, de estar completa, sería larga y después de que en los años noventa se les recetó a los cinéfilos una larga serie de filmes sobre esposos, hijos, niñeras o enfermeras infernales, un ejercicio como éste pareciera redundante. Sin embargo, el cineasta alemán no es tan ingenuo como otros. Basta observar con atención el final de la cinta y contrastarlo con la primera escena. Después de todo, Harry no era tan mal amigo.
Permanecen, sin embargo, ciertas dudas respecto a la trama. ¿En qué momento se entera Harry de la dirección de los padres de Michel? ¿O es que siempre vivieron en la misma casa desde la adolescencia de su hijo? Si conocía tan bien a su viejo amigo como pretendía, ¿por qué le sorprende tanto la irrupción de Eric, el hermano, en el departamento de los padres? Enmarcados por el suspenso, ninguno de estos datos debió disolverse en el aire. Cada enigma requería ser resuelto. Ni qué decir de la culminación. El instante más esperado, el punto en el que los contrincantes se enfrentan, termina agotándose en menos de dos segundos. Por supuesto, la conducta de Harry queda sin la explicación de cualquier pieza del género. Lo anterior le resta puntos a la película de Dominik Moll y la convierte en un tributo algo decepcionante. Difícil hacerle sombra a tan gran precursor.

El avance: http://www.youtube.com/watch?v=07Eq1XYsuto