El título de esta entrada se presenta engañoso.
¿Me refiero a Disney, el hombre, o a la compañía multimillonaria que hoy lleva
su nombre? Y a final de cuentas ¿de veras el personaje principal del primer
filme del que hablo es el mismísimo Walt Disney? Así debería de ser llamándose
la cinta en México El sueño de Walt
Disney. Sin embargo, en el citado filme el protagonista no es Walt, el
hombre. Más bien la trama se centra en la mujer que se convertiría en su
némesis a principio de los años sesenta: P. L. Travers. Una vez más quienes
traducen los títulos de las películas al español nos engañan. O tal vez ni
siquiera la vieron los cabrones.
Saving
Mr. Banks
(2013) de John Lee Hancock gira en torno a la batalla entre Travers y Disney
para llevar a la pantalla grande la historia de Mary Poppins (1964). Lo extraño para esta película producida por la
compañía de quien lleva su nombre es que se asume la perspectiva de la creadora
de la nana mágica por excelencia y no la del creador de Micky Mouse. Sin
embargo, como ya se sabe, la batalla la perdió ella. Al menos, la primera. Queda
claro desde el inicio que ésta no es una historia sobre Disney —el hombre que
les prometió a sus hijas adaptar al cine los libros de Mary Poppins y que no
rompió nunca la promesa aunque le costara dos décadas de insistencia— sino
sobre Pamela Lyndon Travers (Emma Thompson). La trama se articula a través de
saltos en el tiempo entre el presente de los años sesenta y la Australia de la
niñez de la señora Travers. A través de estas retrospectivas se explican las
filias, las fobias, las obsesiones de la autora y tal vez con eso se explique
incluso el origen de la nana voladora, Mary Poppins. La Travers aterriza en California
desde Londres blandiendo todas sus armas. Es cínica, grosera y de un humor tan
seco que deja perplejos a todos. Pero ella necesita dinero. Gracias a esa
necesidad, la escritora tendrá que enfrentarse al mundo mágico y maravilloso de
los irritablemente sonrientes servidores del señor Disney: un chofer,
secretarias, el guionista del filme y, sobre todo, los temibles hermanos
Sherman. Ahí en la oficina del mandamás Travers encuentra a Tom Hanks (un ñoño
interpretando a otro); pero, ya se sabe, mucho más maquiavélico y seductor. Así
Walt irá empujando delicada pero insistentemente a la Travers hacia su universo,
hasta conducirla literalmente a él: a Disneylandia. Él insiste en que lo llame
Walt. Ella en que la llamen señora Travers. No hay modo de entablar el diálogo.
La autora está convencida de que no
quiere que la adaptación de Mary Poppins
se convierta en una cinta con canciones tontas o con animaciones bobas. Con los
flashbacks nos damos cuenta qué tan
personales son sus escritos, cómo se hallan enlazados a los recuerdos de su
propio padre (Colin Farrell) y cómo la nana mágica no viene a salvar a los
niños de la historia sino al señor Banks, el padre obsesionado con el trabajo,
el padre ausente. No es hasta que Disney descubre este punto débil que logrará
vencer las objeciones de su rival. Y ni hablar de la intervención de los
hermanos Robert y Richard Sherman quienes con sus canciones lava-cocos lograrán
incluso que la en un principio malencarada mujer se levante, baile y cante una
de sus canciones con ellos. Pero no se crea que ésta es una autoalabanza al
poder seductor de quien fundó la compañía multimillonaria. Al fin y al cabo, él
no es el protagonista ni se lleva los momentos más conmovedores del filme. En
ningún lado se le encuentra cuando Travers se despide del único amigo que logró
hacer en su estancia en California, su chofer particular (Paul Giamatti).
Al final las críticas de la señora
Travers no parecen ser tan superficiales. Sentémonos frente a la pantalla y
veamos una vez más Mary Poppins tras
cinco décadas de haberse realizado. ¿No resulta infumable por detener la trama
esa escena de los pingüinos danzarines y animados? ¿No se siente la historia
del filme una serie de anécdotas sin hilo? ¿No está el mérito mayor de la cinta
en sus pegajosas canciones, autoría de los Sherman? Quién sabe. La nostalgia ya
no permite juzgarla con objetividad. Lo cierto es que Saving Mr. Banks es una buena reflexión sobre el arte del cine
comercial donde destaca sobre todo la excepcional actuación de Emma Thompson.
La segunda cinta se refiere sin duda a
Disney, la compañía multimillonaria encarnada en los parques de diversión de
Anaheim y Orlando en los Estados Unidos. Desde que abrieron sus puertas estos
lugares se han convertido en los destinos turísticos-infantiles por excelencia
no sólo para los estadounidenses sino para muchas personas alrededor del mundo.
De repente el año pasado surge dentro del festival de cine de Sundance un filme
particular relacionado con estos lugares. Escape
from Tomorrow (2013) tiene a su favor la publicidad gratuita de haber sido
filmada clandestinamente en los parques de Disney. Nada de permisos. Nada de
autorizaciones. Seguramente el director primerizo Randy Moore contaba con mayor
publicidad cuando la compañía lo demandara. Pero no fue así.
La premisa, empero, suena en extremo
tentadora: hacer una película de horror en el lugar más feliz sobre la Tierra.
Al inicio de sus vacaciones familiares en el mundo de Disney un padre
típicamente gringo de nombre Jim (Roy
Abramsohn) recibe la noticia de que ha sido despedido de su trabajo. Para no
arruinar las vacaciones decide guardar silencio y emprende el peregrinaje
consumista a lo ancho del mega-complejo turístico con su esposa Emily (Elena
Schuber) y sus dos hijos pequeños, Sara (Katelynn Rodríguez) y Elliot (Jack
Dalton). Conforme los típicos problemas de las vacaciones se presenten la
realidad percibida de Jim, el padre, se irá deteriorando ante las tensiones
familiares, el deseo sexual por dos núbiles turistas francesas, el encuentro con
una bruja-princesa seductora y hasta la amenaza de una epidemia de influenza
gatuna (con eso de que la familia se encuentra en el reino del ratón
Miguelito). El periplo de Jim concluye como dándonos a entender que cuando un
padre entra en escena dentro del teatro macabro de Disney (el mundo) otro más sale
en un ataúd.
Ante el colorido incesante de la
realidad de los parques, Moore decide mostrar su lado oscuro a través del
blanco y negro. Tomando en cuenta lo bajo del presupuesto hay secuencias
verdaderamente bien logradas. Otras mucho menos, lo cual en cuanto a calidad
fílmica nos da como resultado una película bastante irregular. La trama es otro
cantar. Escape from Tomorrow es una
premisa brillante ejecutada con torpeza. Quizás esto último se deba a la
novatez del realizador. La crítica se halla ahí, por debajo de las secuencias
de terror psicológico. Por supuesto Disney (la compañía) jamás habría aceptado
que una cinta se filmara dentro de sus parques donde se insinuara que las
princesas se prostituyen con empresarios japoneses. También se agradece cómo
Moore toma elementos cotidianos de los parques para volverlos amenazadores. Por
ejemplo, los visitantes en sillas de ruedas. Sin embargo, entre el deseo
reprimido del padre por las adolescentes francesas, la princesa añeja vuelta
bruja, las animadoras disfrazadas siendo prostituidas por los japoneses y para
colmo la epidemia asesina; entre todo eso, la contundencia de la trama se
diluye. Al final, de tantos elementos que se presentan, la historia del filme
parece no tener ni pies ni cabeza. La crítica además tampoco es tan ácida como
para que Disney ponga el grito en el cielo (lo cual no ha hecho tal vez para no
darle más publicidad al filme). Detrás de la cámara se percibe a una persona
que siendo niño seguramente disfrutó mucho de sus visitas a los parques. De nueva
cuenta la nostalgia no permite descuartizar del todo al imperialista Mickey
Mouse ni a su difunto creador. Tampoco convertirlos a ambos en monstruos
homicidas como insinúa el sangriento póster. En conclusión, Escape from Tomorrow se erige como una
curiosidad por la forma en que fue filmada y nada más.
—El
sueño de Walt Disney (Saving Mr.
Banks, 2013). Dirigida por John Lee Hancock. Producida por Ian Collie et al. Protagonizada por Emma Thompson,
Tom Hanks y Colin Farrell.
El avance: http://www.youtube.com/watch?v=pMG3bOVrEgw
—Escape
from Tomorrow (2013). Dirigida por Randy Moore. Producida por Soojin Chung
y Gioia Marchese. Protagonizada por Roy Abramsohn, Elena Schuber, Katelynn
Rodríguez y Jack Dalton.
El avance: http://www.youtube.com/watch?v=1nfU_5NWBoE