Empiezo esta entrada con una de vampiros
acá bien jipi-jípsters (o lo que sean). Pero antes, si se me permite, un
preludio.
Hay de esas cintas que hubiera querido
reseñar en su momento. No lo hice por falta de tiempo. Simplemente porque esta
actividad no me da para comer. Al contrario. Esto representa un gasto innecesario
tanto de dinero como de tiempo: una docena de dólares (o más) en la entrada al
cine, una o dos horas de investigación, quizás dos o tres más de maquinazo
frente a la computadora. Y todo para qué. No hay pago de por medio. Ni
recompensa de ningún estilo. Ni reconocimiento. Es más, ni siquiera estos
diecisiete años de escribir sobre cine me han conseguido un méndigo curso de la
dicha materia en alguna universidad o algún cégep rascuache de Quebec. Por eso,
quizás. No lo recuerdo bien del todo. Pero por esas otras ocupaciones cuyo
principal objetivo es poner comida sobre la mesa, no pude reseñar Flores rotas (2005) de Jim Jarmusch. Y
me hubiera gustado mucho hacerlo. Ahora, ya una vez de vacaciones, tengo el
tiempo y las ganas de comentar una de sus cintas: Sólo los amantes sobreviven (Only
Lovers Left Alive, 2013). Con ella el cineasta se ocupa de vampiros. Aunque
ya muy manoseado el tema en el cine comercial, ésta es una de dos películas de
años recientes cuyos directores forman parte del cine de arte. Mientras Byzantium (2012) del irlandés Neil
Jordan resulta bastante fallida y pasa por el mundo sin pena ni gloria, la del
estadounidense Jarmusch se queda si acaso en una propuesta interesante por su
conciencia del pasado y por su humor literario.
En Only
Lovers Left Alive Adán (Tom Hiddleston) es un muerto-vivo con residencia en
una muy jodida Detroit. Adán es un músico romántico y sempiternamente suicida
cuya depresión se debe entre otras cosas al curso que lleva la humanidad.
Además se recluye en su mansión para defenderse de la fama. Para colmo la
sangre de la humanidad está contaminada y cuando sale a la calle es sólo para
conseguir sangre de un hospital y a través de un médico corrupto. Su esposa Eva
(Tilda Swinton) se halla en un lugar muy lejano del globo terráqueo: en Tánger.
Luminosa, andrógina y rodeada de libros, trata de evitar que su amado se
suicide. Para contradecirla Adán manda hacer una bala de madera con su
mensajero Ian (Anton Yelchin), un fanático de su música alternativa que
representa además el único contacto humano con el mundo de afuera. Eva debe
viajar, reunirse con Adán y evitar perderlo ante la depresión. Cuando estén
juntos de nuevo, además de beber sangre como si fuera droga y de amarse, exudan
un aire de sofisticación irresistible. Pero la irrupción de Ava (Mia
Wasikowska), la hermana de Eva, los distraerá un tanto de su perfecta comunión.
La cinta contiene mucho humor en las
diferentes referencias literarias que se despliegan. Desde los nombres asumidos
por los “doctores de la sangre” hasta la presencia de un vampiro de apellido Marlowe
(John Hurt), fiel amigo de la pareja. Además Sólo los amantes sobreviven se vuelve una cinta sumamente romántica
en el sentido más decimonónico del término. No sólo porque la pareja
protagonista tiene sobre una cómoda un retrato de casamiento de esa época. No
sólo porque la figura del vampiro se haya inventado con los relatos góticos del
siglo XIX. Sino porque encarnan a los héroes románticos marginados de la
sociedad, en búsqueda de sentimientos exaltados y tendientes a la depresión.
Pero se saben en una época equivocada donde los “zombis” (como llaman a los
humanos) han depredado la naturaleza, contaminado su sangre y puesto en el
nicho de su atención una cultura superficial hambrienta de fama fácil. Jípsters
acaso. Así la actitud de Adán y Eva se torna un poco demasiado cool y alivianada para su propio bien. Y
la fascinación, conforme corra el largometraje, se irá evaporando. Esto unido
al ritmo pausado tan típico en Jarmusch que la convierte en una cinta que
requerirá sus buenas dosis de paciencia por parte de los espectadores.
Simplemente esto no está a la par de la calidad de Flores rotas. Sólo los
amantes sobreviven se presentó en el festival de Cannes de 2013 dentro de
la selección oficial.
Otro monstruo —uno sacado de la realidad
histórica— se presenta como amenaza frente a una familia argentina en Wakolda (2013) o El médico alemán de Lucía Puenzo. La escritora y cineasta es además
la hija de Luis Puenzo cuya película más famosa se titula La historia oficial (1985), un referente obligado en el cine
argentino. Lucía se dio a conocer con el largometraje XXY (2007). Y el caso de Wakolda
resulta inusual porque la realizadora adapta a la pantalla grande su novela
homónima. Wakolda es el nombre de una muñeca y desde el arranque se le presenta
al espectador su imagen. Aquí habrá muñecas no sólo como juguetes sino también
como símbolos de la alteración del cuerpo y de su producción en serie. Así Wakolda
sirve de pretexto para que un hombre de bigote y ojos claros entable una
conversación con la protagonista del filme.
Estamos en 1960 y el encuentro detona el
relato. La narradora es una niña. En medio de la nada patagónica el médico
alemán (Álex Brendemühl) del título alterno se acerca a una familia que está
mudándose a Bariloche. Se hace llamar Helmut y argumenta que no le gustaría viajar
por la carretera solo. Pide permiso para seguirlos en la ruta. El padre accede.
Ya antes el alemán posa la mirada en la hija de la familia: Lilith (Florencia
Bado). Lilith explica ante el asombro del médico por su edad que ya está
acostumbrada a esas reacciones. La niña es demasiado baja para sus doce años.
También le presenta a su muñeca, Wakolda. Lilith es más grande de lo que la
gente cree. Encarnación de lo exótico y lo no tanto, Helmut se torna un enigma
atractivo tanto para la madre Eva (sí, otra Eva, ésta interpretada por Natalia
Oreiro) como para la hija. Después de todo, la madre viene de una familia de
ascendencia alemana. Habla el idioma a la perfección y de niña estudió en un
colegio alemán al que ahora pretende enviar a Lilith y sus otros dos hijos. Durante
una parada en el camino Eva le explica al doctor que está embarazada de
mellizos. Quien más sospecha de él es Enzo (Diego Peretti), el padre. Tras el
viaje la familia se establece junto a la espectacular cordillera de los Andes,
esto luego de heredar un hotel de un familiar muerto. Las sospechas se
intensifican cuando el médico entra a ese lugar de fábula con otra petición:
ser el primer cliente del establecimiento. Entre lagos, bosques y montañas, pronto
Helmut le hace otra proposición a la familia. Con sus conocimientos científicos
él puede ayudar a Lilith para que crezca y con los años tenga una estatura
normal. El hombre les dice que es un experto en genética y ganado. Para lo
anterior tendrá que estudiar a cada miembro de la familia. E incluso supervisar
el embarazo de la madre.
Si en Enzo apenas levanta sospechas, en
un espectador mínimamente enterado de lo ocurrido en Alemania durante la
Segunda Guerra Mundial el médico inspirará terror. Obvio que Helmut no es quien
dice ser. Esto quedará mucho más claro cuando los niños asistan al colegio y
ahí Lilith se encuentre con Nora (Elena Roger), una mujer que investiga y
observa a más de un inmigrante alemán en Bariloche. Nora está buscando en
Argentina a un ángel de la muerte. Lilith, sin embargo, encuentra en el
monstruo oculto un aliado. Ése que la ayudará a acallar bocas en un colegio
repleto de rubios altos, los mismos compañeros que la hostigan y la golpean
llamándola “enana”. No conforme con eso el doctor también le propondrá al padre
un negocio: la producción en serie de muñecas. Con esta trama Lucía Puenzo hila
una cinta de suspenso efectiva a más no poder. Aunque tal vez muy poco sutil
con su simbología: no hay imagen más recurrida para expresar la manipulación
del cuerpo femenino que una muñeca. A pesar de lo anterior —algo sin duda
bastante perdonable— la película no pierde el rumbo y logra con su excelente
hechura mantener la tensión hasta el final. Apenas con unos cuantos créditos en
su haber Lucía Puenzo se ha vuelto digna heredera de su padre y se une a
importantes cineastas argentinos que actualmente tienen eco a nivel
internacional, gente como Lucrecia Martel, Juan José Campanella o Pablo Trapero.
Por desgracia, ninguna de estas dos películas tiene todavía fecha de estreno comercial
para México.
—Sólo
los amantes sobreviven (Only Lovers
Left Alive, 2013). Dirigida por Jim Jarmusch. Producida por Reinhard
Brundig y Jeremy Thomas. Protagonizada por Tom Hiddleston, Tilda Swinton, Mia
Wasikowska, Anton Yelchin y John Hurt.
El avance: http://www.youtube.com/watch?v=-TbxI_oRSKI
—Wakolda
(2013). Dirigida por Lucía Puenzo. Producida por Lucía Puenzo, José María
Morales et al. Protagonizada por Álex
Brendemühl, Natalia Oreiro, Diego Peretti y Florencia Bado.